ITINERARIO INTROSPECTIVO
- Carlos
- 13 abr 2018
- 2 Min. de lectura
Google, a veces, no recomienda la ruta más corta...

Que si miras por la ventana ves tu puta cara.
Que si miras por la ventana la gota resbala.
Huyendo, como tu mirada, como tu pensamiento de idiota, que no sabes ni que predicaba y piensas en Buda, que cuando miras por la ventana buscas otro punto de fuga.
Soñando con ser Tancredi y Scofield, pensando en un milagro, que lluevan lasañas, tu ser Garfield.
No me cuentes tus mierdas, ¿no ves que llevo auriculares? Te presto cuchillo y tenedor, haz lo que puedas, úsala como Ignatius.
Ya ves la salida, las ruedas dejan de girar. Dejen salir antes de entrar, dice el letrero, o tu corazón, esto no va de cambiar, que nunca fuiste el gran Talan, aquí hay transiciones largas entre defender y atacar.
No es militar, pero el desfile no se lo quita ni Dios, Alá o el Dalai, siendo distintos o iguales, como en la religión Bahai. Camina a la par, tampoco quiere hacerlo igual, que ya avisó de la resonancia el teniente, si hacéis lo mismo se cae el puente.
Que su atajo sea el Spotify, huyendo del top latino, oculta que sus peores resacas fueron a ritmo andino. Si le preguntas se quedaría con Unamuno, con aires de soberbia, aunque haciendo memoria lo más fresco sea Pepe y su chorromoco del noventa y uno.
Vaya mareo de repente, va y se sienta, embarazado de ideas, anciano de despedidas, muletas, ruedines, el culo cual Flubber al asiento moldea. ¿Habrá perdido el equilibro?, qué extraño, parece que está sano, cuenta bancaria, batería y buen tímpano. Hacer tiempo, mientras se hace larga la espera, puto destino y puta EMT, avisando de cuánto queda para que pierda el próximo tren.
Para terminar un paseo, lo más relajado, andar solo, por fin, ¡pero!, ¿qué miran esas ventanas?, esa torre no era tan alta ¿no?, los cables alborotados, menos luz, la llave que no entra, se ha quedado fuera, como Alicia en su nuevo país, se desconcierta. Retumban del miedo miles de recuerdos, imagina ser el César al firmar el triunvirato o correr, como decía Gandalf, por insensato.
El bocinazo en la puerta le despierta, como Cerbero y sus tres cabezas, tampoco ha sido para tanto, piensa, otro viaje de vuelta, que, haciendo cuentas, son más que los de ida, pero como en Avatar, de algunos se tiene regreso, en otros te quedas preso.
Comments