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EL TIEMPO LIBRE

  • Foto del escritor: Carlos
    Carlos
  • 16 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

El viaje y el salto cultural en la India fue tan grande que la pregunta no era qué hacer con el tiempo libre, sino porqué lo teníamos.



¡Pero que cansinos, que sí dame, que si vente, que si soy tu amigo, que si conozco a alguien que puede ayudarte, que si compra...!

Salvando la gran distancia entre ambas culturas, te choca lo importante que te hacen sentir, de repente tienes muchos amigos, gente que te tiende una mano, pero, y de forma normal, pone la otra, siempre o casi siempre.

- ¿Es que no se puede uno fiar de nadie?, ¡Esto en España no pasa!

Pues claro que no, claro que no pasa. Como explicarte, nosotros somos más... más, a ver si encuentro la palabra, ¡más ricos coño! Y ya está, tu diferencia con esa persona no es la educación, el saber estar o los valores, que todos supuestamente tenemos hasta que algún día estamos contra las cuerdas.

Y nosotros, o al menos yo, nunca hemos estado contra la cuerdas, vamos pero ni a dos km de ellas, me atrevería a decir incluso que creo que ni las he visto. Y estos tíos, muchos de ellos, no todos, no es que estén contra las cuerdas, es que hacen malabares, triquiñuelas y volteretas en ellas, un día sí y otro también.

Entonces, ¿ahora qué? Ahora cambia todo un poco, no hablo de que el fin justifique los medios, hablo de que probablemente tu empatía cuando vengas aquí te haga entender un par de cosas. Eso sí, sabiendo que tú solito no vas a cambiar el mundo, que quieres conocer y va a ser duro decir no tantas veces, y decir no a tanta gente.

Una vez sabido esto y después de recorrer, probar, tocar, oler, oler algo más y hablar, hablar de mil maneras, vi muchas diferencias entre ellos y nosotros, diferencias culturales, gastronómicas, sociales, políticas, geográficas, de todas las clases, colores y formas, pero vamos nada nuevo que nadie medianamente lógico ya sepa.


Os contaría mil cosas, escribiría sobre muchos detalles pero me quedo con dos cosas, lo que nos une y lo que nos separa.


Primero yo, primero mis cosas y mi familia, primero comer y salvar mí culo. Suena bruto justificar las triquiñuelas que llevan a cabo y que intentan sacar algo de cualquier persona, potencialmente alguien foráneo. Pero ahora no me seas hipócrita y no me digas que aquí no se hace lo mismo... Eso, eso nos une.


La segunda y más importante e impactante para mí, es una de las grandes diferencias con mucha gente con la que pude cruzarme, gente que vi por las calles, pueblos o playas, y que surgió de casualidad pensando en como encajaría yo en esas ciudades o poblados, pensando en que haría aquí yo en mi tiempo libre.


Pues suena basto y no es atribuible a todos, pero me di cuenta que mucha mucha gente no sabía que era eso. Ni lo sabía ni probablemente no lo fuera a saber nunca. Mientras, aquí, seguimos pensando que un domingo en casa sigue siendo algo malo, aunque sea una puta suerte. Dale un par de vueltas antes de irte a la cama, por favor.


La India fueron sus paseos, no poder estar solo, estrellas, conversaciones, fue correr sabiendo que no llegabas, sus trenes, sus monzones en la playa, el asombro de sus gentes, pero sobretodo, la India fue, gracias a esta injusticia, redescubrirme a mí y a vosotros, que veníais conmigo, dentro de mi tiempo libre, dentro de lo que parece que ya viene dado y es de toda la vida, pero que no es así.


La India fue salirse de la curva pero sin perder de vista el camino, fue observar como eras observado, fue ver la lucha desde dentro, fue afirmar lo que se sabe, fue corroborar tu suerte y la mía, fue entender un poco más lo que me hace a veces eliminar tu queja costumbrista y dejar atrás tu lado consumista

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MondoRedondo

Soy yo, al que abres la puerta cuando dice esto mismo.

 

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Gracias a mi familia y amigos, que tienen el poder y lo transmiten.

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